viernes, 27 de junio de 2014

Oda a la petición de amistad que nunca fue respondida

Desde luego, aquel lugar, no era idílico
y mi aspecto dejaba demasiado que desear
el poema que recité, ni siquiera era bonito
para colmo, de la ciudad, escogimos el peor bar.

Pero eras tú, era invierno, y eran las dos de la mañana
no fumabas, y yo, por tí, lo habría dejado
querida amiga de una amiga, reflejando tu ausencia la ventana
sobre la que no volcamos las rayas que hubieran roto el tejado,

De algo que desde el primer segundo se negó a ser
aunque me hablases al oído del arte del soviet...
Y por "casualidad" tu casa estuviera camino a la mía,
acompañarte... Solo me retrasó una hora mas.

Y siendo el mismo cobarde de siempre te dejé marchar
con demasiadas ganas de besarte, se me escapó tu silueta
de mis dedos congelados cuando comencé a andar
de vuelta a ese sitio que nunca pude llamar hogar.

Te busqué desde luego, durante días,
yo no sabía tu nombre, pero te encontré,
y mas que no haberme dado la vuelta cuando te ibas,
me acuchilla que aún ignores mi petición de amistad.