miércoles, 21 de septiembre de 2011

Recuerdos de un dia ¿Gris?

-Joder, ¿Qué hora es?- Dije cogiendo un reloj cerca de mi destartalada cama, eran mas de las 12, decidí que ese dia lo haria, sogí un cigarro de encima de aquella carcomida mesita marrón, que de una forma u otra, me recordaba tiempos mejores.

Prendí el cigarro, y me llené de aquel asqueroso humo el cuerpo, sí, definitivamente, ocurriría ese dia.

Tras acabarme el cigarrillo, cogí unos sucios y desgarrados pantalones, la primera camiseta que vi, y que era precisamente la que Ella se dejó una vez, salí a la calle y aspiré aquel fétido aroma de ciudad, recorrí el barrio, con mas tabaco entre mis labios, y volvi a convencerme de que ocurriría, ese dia...

Caminaba sin tumbas, sin metas, como drogado, pensando en Ella, como siempre desde aquel abril.

Jodido subconsciente el mio, me llevó frente a su casa, esbozé una macabra sonrisa y continué mi camino hacia el infierno.

Vi un vagabundo con un cartón de vino cerca, decidó que la mejor compañia en momentos como ese, era la soledad, ¿Qué mejor soledad que alguien sin sueños?

-¡Eh amigo! ¿Compartes conmigo ese fruto de Baco?-

Él sin decir nada, dejó el casi vacio cartón cerca de mis pies y volvió a arroparse con el frio de aquella maldita mañana invernal.

Me dió tanta pena que solté mi cartera sobre su improvisado saco de dormir de cartones, sí, ocurriría ese dia, no habóa duda.

Regresé a ese nido de ratas que tenía por casa, no limpiar nunca trae consecuencias, si papá y mamá no hubieran muerto, quizás aún fuese un lugar habitable.

Fui hacia el baño, cogi una cuchilla de afeitar y la acerqué a aquella descuidada barba que poseia, no, no voy a afeitarme ahora, no hay tiempo, asi que al fin, fui el cobarde valiente que tanto tiempo había ansiado ser y rajé mi brazo izquierdo, sentir el implacable acero acariciar mi piel me produjo una sensación muy placentera, me mareé y expiré mi ultimo soplo de aire.

Definitivamente ocurrió ese dia, ahora desde el infierno, pienso que quizás hubiese podido ser distinto, pero no lo fue.

La amé y odié tanto, que me hizo enloquecer, ¿Su nombre? Heroína.

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