Madera negra que inhalan mis pulmones
tras la marcha rodada sin descanso
de mi partida tras velada y corazones
volando en fila, juntos, sin remanso.
Juntos, mas sin tí musa adorada
cayendo de bruces tras el suelo
de nuestras ideas ferreas formadas
erizada la piel a contacto con el hielo.
Vaya sola, carro de muerte
que yo aquí me quedo
con amor entre mi mente
te compondré versos, seré aedo.
Y de hacerte versos no descansar
jamás, en la noche decir
que quiero morirme de amor
morir en tu boca, de allí no partir...
Delicioso, Marcos
ResponderEliminar