Soledad incorruptible y a veces en la garganta
un chavo de whisky para quitar el sabor,
pasó tanto y tan rápido que ni se alzaba
aún ni enseñándome el billete de color:
Rojo o azul ante mis ojos las estrellas
derrumbándose sobre mi cara y dejar
pegajosa mi boca con sus estelas
de muerte y sinrazón.
Angustia en la mirada, sonrisa incierta
ante la nada y el todo para poder comer
no caminar, observar, dilucidar cada milímetro
de la esencia de aquella viscosidad.
Asquerosa, repulsiva, cuando tras eyacular
no quedaba nada
nada
y el halo de los sueños se desvanecía entre
golpes y furia, por no poder hacer nada
nada mas...
Querido amigo, de nuevo enhorabuena por tus sinceros versos. Salu2
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