martes, 30 de julio de 2013

No.

Soledad incorruptible y a veces en la garganta
un chavo de whisky para quitar el sabor,
pasó tanto y tan rápido que ni se alzaba
aún ni enseñándome el billete de color:

Rojo o azul ante mis ojos las estrellas
derrumbándose sobre mi cara y dejar
pegajosa mi boca con sus estelas
de muerte y sinrazón.

Angustia en la mirada, sonrisa incierta
ante la nada y el todo para poder comer
no caminar, observar, dilucidar cada milímetro
de la esencia de aquella viscosidad.

Asquerosa, repulsiva, cuando tras eyacular
no quedaba nada
                           nada
y el halo de los sueños se desvanecía entre
golpes y furia, por no poder hacer nada
                                                            nada mas...

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