La suave caricia del pedacito de cartón
amargando y quemando sobre la lengua,
del gran manjar de las diosas hiperconcentrado
sobre el micropunto que explota en la garganta.
Ansiedad, lo espero y no llega, escalofríos,
sé que está cerca, vendrá, estremecimiento,
empiezan a doler los ojos, las pupilas
se abren de repente, desfallecimiento.
Mi cuerpo convulsiona, sin moverse y mi mente
se desdobla sobre sí misma y se reconoce
con euforia como elemento que existe,
o quizás, con iirelevancia de su existencia.
Los colores se entremezclan y el tiempo
es de nuevo solo números insignificantes,
el resto del mundo es solo un accidente
y las salomónicas estructuras del pensamiento,
se hunden.
No importa nada ya mas lejos de mi piel,
mis pies, mis dedos, mi alma y mis ojos,
mi pecho se abre y disparar y escupir
cualquier tristeza o preocupación,
no conlleva esfuerzo alguno,
el problema es que mañana,
habrá que despertar.
Y fingir que nada en tí se ha transformado,
o empezar a vivir y escapar, y gritar.
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