Este poema, va dedicado, a una señora, de unos 40 años, que pasó por delante de mí un día que esperaba el autobus, ataviada con un uniforme de quinceañera, de colorines, y con una bolsa de una tienda de ropa.
Pasan ante mí recuerdos,
de lo que fue belleza
piernas azuladas que brillaran antaño,
de lo que fue espiga, maleza.
Comprando bolsas de alegría
pecho alzado, y senos caídos
la que levantaran pasiones un día,
y no es mas ya, que,
una hoja de otoño podrida.
Intentando atesorar el tiempo
entre faldas y tacones,
que se encuentre miradas ladeadas,
y que ya no levanta pantalones.
Aclarar, que este poema tiene una intención puramente socarrona y que nunca intenté ofender a la señora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario